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jueves, 13 de octubre de 2011

FESTEJOS Y TRADICIONES DEL DIA DE MUERTOS

 

En Puebla se encuentran muestras de tres mil años de esplendor mexicano. Dentro de su riqueza arqueológica sobresale la pirámide de Cholula, que está ubicada a siete kilómetros de la ciudad de Puebla y es el monumento prehispánico más grande construido en México.

Dualidad
El sentido de dualidad que dan la vida y la muerte en este mundo y la seguridad de que la vida continúa en el más allá, están fuertemente arraigados en la mente y en el corazón de los poblanos. La celebración de difuntos es sólo una oportunidad más para reconocer al Creador y revivir el recuerdos de los antepasados.
El ofrecimiento es, en esencia, una profunda expresión de amor. Esta expresión tan importante en el mexicano, se siente con mucha fuerza en comunidades como San Andrés Chilac por estar alejadas de la influencia de las grandes ciudades, donde el modernismo tiende a alterar las tradiciones.
Se ora por los difuntos, se los recibe con todos los honores, construyendo altares con ofrendas especiales en las casas, para luego trasladar lo ofrendado al cementerio en un segundo acto de homenaje y convivencia con ellos. Es una entrega y compenetración espiritual y física, única en su manera de expresarse.

 

   

FESTEJOS EN SAN ANDRÉS CHILAC, PUEBLA

Chilac es un pueblo de origen nahua y popoloca. Desde el 30 de octubre empiezan las ofrendas de ceras, flores, pan y fruta a los muertos por accidente. El panteón se empieza a llenar de cariño por los fallecidos.
Sin embargo, el homenaje mayor ocurrirá el primero y dos de noviembre, cuando levantan sus cosechas y ofrendan parte de éstas a sus difuntos, que tienen el permiso de regresar a visitar a los parientes.
En la
casa se monta una ofrenda de pan, fruta y comida, la que se lleva al templo a las cuatro de la mañana para una misa especial y se traslada después al panteón.
La ofrenda en el cementerio se levanta en el interior de una
cabaña de carrizos, manta o madera. Aquí se pone el guajolote en mole, champurrado de maíz colorado y cacao puro; tamales de carne, calabaza en carne con panela, tamales de frijoles, panes ceremoniales: pan redondo de sal, de azúcar, de panela, de manteca, llamados panes de burro o redondos; panes blancos de leche y pulque. La fruta es de la región y de la que llega al tianguis. El pulque y el vino nunca faltan.
Los alimentos de la ofrenda se colocan en canastas, tenates, charolas. Todo entre adornos de
papel y flores naturales. Las ánimas llegan a deleitarse saboreando la esencia de lo que les agradó en la vida.

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